Good bye Green eyes!


26 años de mi vida… y no los siento. Pero ahora me miro al espejo y veo que no tengo la misma imagen. Muchas cosas han cambiado casi drásticamente. Es demasiado palpable la nueva etapa, tal vez ahora si me desarrollé mentalmente, 10 años después de la edad en la que debí haberlo hecho.

He llegado a esta edad sintiéndome vieja, tan vieja como un árbol. Siempre quise ser un Roble o un Cedro, pero crecí tan enredada como uno de Higo. Me detesto por ser consciente de ello. Descubrí que los errores que menos cuestan, cuestan dinero ¿Quién puede saber cuál es la mejor decisión cuando son las emociones las que están en juego? Nunca he sabido cuál es la mejor decisión. Siempre me he esmerado en vano por intentar averiguar cuál es la mejor decisión... Dime por favor, ¿cuáles eran las mejores decisiones?

Y las ojeras, siempre presentes desde que tengo consciencia, se han transformado en algo más significativo. Ya no es solo por la herencia que remarcan mis contemplativos ojos verdes, ahora ellas llevan consigo todas las noches de desvelo, ya sea por las fiestas, el estudio, la depresión o el simple insomnio; llevan consigo todos los episodios dolorosos, todas las emociones tanto de amor, alegría como de angustia y soledad, y las despedidas… porque lo que más me marcan son las despedidas. En las despedidas redescubres la inexistencia de las personas, de las cosas, de los momentos y las canciones, de lo que creíste real; te duele el pecho, no puedes respirar… ¡Despiertas!

Todas esas veces en las que alguien importante se alejó para siempre, anunciándolo o no, se mantienen ahí, en cada surco de mis ojeras. Y contigo, contigo (siday) siempre predominó el silencio, hermoso e incomprensible silencio.


Adiós.
Coldplay - Green eyes