[Daniel va en una balsa. Después de mucho recorrido, marejadas y peces carnívoros, llega a la isla mal-llamada América, y se siente en paz]
Al final, nadie más que uno mismo es el que puede ayudarse con la cantidad de preceptos emocionales que el propio cerebro tiene. Uno es el que decide si es conveniente 'dejarse ir' o no... y si no es conveniente, ni modo: por más cansado que se esté de lidiar consigo mismo, uno no debe, no puede, no tiene el derecho de 'dejarse ir'.
Estoy realmente cansada de mi...
Realmente cansada de mi.
"He hecho de mí lo que no sabía,
y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
El disfraz que me puse estaba equivocado.
Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme el antifaz,
lo tenía pegado a la cara.
Cuando me lo quité y me miré en el espejo,
ya había envejecido..."
Tabaquería (fragmento). F. Pessoa
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