Me remojo de hojas verdes pero secas, las grietas cubren mis manos heridas, he vuelto a sacarme a ver el sol, vuelvo a compartir en pedacitos de escritura derramados de mis dedos inquietos, una beso, una caricia, un te quiero que sale de mi boca sólo para consolarme, ignorar que tengo cerebro hasta inundarme completamente en el vino maloliente de los cerdos… ella me salva… es incierta, ¿cierto? Cierto alivio, cierta tristeza, todo es responsabilidad de la lluvia que se escurre de mis ojos dejándome más o menos ciega… (Shhh Apaga el sol) He venido a verme y a caminar por mi vida, tocar cada cosa y regresarla a su lugar, observarme, aparentar que me he perdido, cuándo saben todos los de ese sitio que no es así (¡sal de mi, vieja-nueva atracción, he durado mucho tiempo evadiendo tus regalos!).
Suspiros remendados con tiritas de nácar se me escapan de las manos y los dejo volar, entre más se escuche su aleteo más rápido te enterarás que estoy aquí, caminando, caminando hasta encontrarte, a ti mi querida, mi amada, mi rocío de mañana (¿quien eres? ¿Por qué antes no te he visto y sin embargo siento que has estado conmigo toda la vida? ¿acaso esperaras que el nácar se endurezca y precipiten los suspiros hasta el averno?).
Siguiendo las pisadas hasta el borde del horizonte y descubrir que debajo de la tierra hay un gran río de gelatina verde, café y negra, zambullirme hasta lo más profundo, hasta más allá de los conos y bastones, hasta más allá, donde tú estás en algún lugar sólo esperando a ser encontrada… [Silencio se acerca y trae en su mano su melodía favorita... susurro: shhh, apaga el sol, has revelado mucho ya, vuelve a entrar...]
No tiene fin, simplemente no tiene fin… ni nombre, ni historia, ni tiempo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario