[Aunque parezca queja, no lo es]
No tengo religión,
no tengo partido político,
no pertenezco a ninguna subcultura urbana,
no me identifico con ningún grupo,
ni soy miembro de algún club,
o fanática de algún cantante.
Estoy como en la mitad de todo y de nada,
como si fuera visitante ocasional del mundo.
Soy solo dualidad en el espacio.
Soy una contradicción ambulante.
Mi existencia es un mero acto fortuito,
ligado irremediablemente al devenir,
que es la esencia de este universo.
Nunca he dicho nada que no se haya dicho antes.
No trascenderé como Euler, Gauss, Lavoisier o Schrödinger,
y jamás sabré con exactitud ¿Quién soy?
No soy excepcional, tampoco una genio,
tengo más bien un CI del montón…
No puedo comprender las emociones de mi madre,
ni mucho menos las de mi padre, o mi novio,
mejor dicho, no puedo comprender bien las emociones de nadie,
y eso me fastidia, por eso me fastidia la gente.
(. . .)
A mis relativos 23, siento que estoy cansada de existir,
siento que estoy en el mundo desde hace una eternidad o dos,
y aún siento todos los días que soy una perfecta desconocida.
Camino como zombi por las calles pensando en cuestiones rutinarias,
cantar, escuchar música, observar, conocer, percibir
y recordar de que nada de lo que percibo, es realmente como creo que es.
Y pensar en todos los años que me faltan por 'vivir'
De vez en cuando busco incansablemente alguna conversación,
que sea interesante o no, no importa… lo importante es no 'pensar'.
Al final me he convertido en algo desastrozo, accidentado y
atropellado,
y tengo la plena seguridad de que mis ambiciones son
inalcanzables.
Es la primera vez que soy totalmente sincera conmigo misma:
Estoy completamente jodida.