[Nunca podrás tenerme, ni yo a ti...]
Más exacta que el tiempo en la piel,
más poderosa que el añejo sol…
Cómo raíz profunda en la tierra,
cómo venas oscuras surcando la carne
es la soledad del hombre.
La única y más fiel compañera,
la esencia y el fuego
el principio y el fin.
Todo lo que somos es
la lenta caída de una hoja en otoño,
un amanecer frío y húmedo,
el lejano canto de un ave sin origen.
Nada hay en nuestras manos,
el agua se ha escurrido de ellas,
las horas abrieron grietas en la mirada;
así el camino se despliega ante nosotros
y ya no hay horizontes ni motivos,
sólo un corazón solo
que no niega ni maldice
y se envuelve a si mismo con su amor
aceptando al final
que la soledad es (y está bien)
la única y más fiel compañera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario