Con tantas cosas que pasan en el país no me sorprende que más del 50% de los colombianos prefieran 'mirar para otro lado', concentrado su atención, fuerzas y esperanzas en la eliminación de 'Ricardo Arjona' en Yo me llamo.
Todos nos vemos tan lindos protestando detrás de nuestras computadoras. Parecemos tan inteligentes e ilustrados por debatir sobre las problemáticas nacionales y mundiales (por no llamarlo discutir o pelear, o tratar de imponer las ideas que es lo que en verdad hacemos). Elegimos a nuestros gobernantes, para pasar 4 años peleando contra ellos, pendientes de que la corrupción y la mala administración no termine de destrozar lo poco que nos queda de país. Somos masoquistas, nuestros padres lo son, y nuestros hijos lo serán si no hacemos algo. A los colombianos nos enseñan que para estar mejor, hay que estar lejos de Colombia.
Los colombianos no nos sentimos dueños de nuestro país (salvo el 20 de julio, que nos inunda un pseudo-patriotismo estrafalario). Celebramos el día de la dependencia (20 de julio) y el día que comenzó la desgracia y matanza indígena (12 de octubre), creemos que tener un apellido extranjero es sinónimo de distinción, y que los problemas de la nación se solucionaran con sonrisas, fiestas y corazón (!). Somos profesionales en hacernos los de la vista gorda, y estamos tan acostumbrados a estar siempre en la cuerda floja, que cuándo sale un nuevo de caso de corrupción o matanza, a nadie le sorprende realmente. Colombia es como una chica emo y coja, que sufre porque su novio le pega, pero no es capaz de dejarlo.
Colombia, a veces me da tanta melancolía pronunciar tu nombre...
Nos vendieron este cuentecito, tan cómodo pero falso.
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