Cualquiera agradece una muestra de cariño, no hay nada de malo en eso.
Mi servicio de internet es una basura, o bueno… si, si es una basura, se le da por fallar cuando más lo necesito, y cuando quiero conectarme a otra red, interfiere. Tal parece que a mi red le dan celos de la otra, lo cual no entiendo, porque no entiendo los celos, nunca los he entendido y nunca los entenderé. No sé si son por el sentimiento de posesión o inseguridad, por el ego herido, por la sensación de que ‘se está quedando como el idiota del cuento’, que ya no hay ‘especialidad’ en uno, o simplemente por un exceso de oxitoxina en el cuerpo… Supongo que nos creemos con derecho a pensar que uno debe ser suficiente para la otra persona, tener en nuestro ser todo lo que ella quiera, lo que busque o lo que necesite… nada más lejos de la realidad que eso.
Entonces, lo primero que uno hace es evitar la cantaleta, porque la cantaleta siempre empeora todo lo que esté mal. Entonces se crean silencios incómodos, comentarios inconclusos, miradas conflictivas y sospechosas, que en todo caso terminan siendo peor que la cantaleta. Entonces se colocan a escuchar música, evadiéndose a sí mismos, y al final se dan un besito y aparentemente se relajan las tensiones. Hasta que todo explota, porque la (des)confianza siempre va a ser una cosa muy difícil de sobrellevar.
Yo, que no entiendo los celos y hasta me aburre la gente celosa, en especial los obsesivos y melodramáticos, me he descubierto siendo la mujer más celosa de la faz del planeta, y justifico mis celos con ideas tan lógicas y (aparentemente) sensatas que en vez de crear confianza, alejan. Observar, analizar, relacionar información, cuestionar, crear hipótesis y predicciones, evaluar el margen de error, el beneficio de la duda, crear posibles soluciones (individuales y en ‘pareja’), controlar todas las variables que estén a mi alcance, etc, etc, todo con un toque de gracia, todo con fría prudencia, todo racionalizado para que parezca inofensivo, todo lo hago tan rápido, individual, inconsciente y silencioso... ¡Soy una mujer tan normal y neurótica!
Pero ya me aburre, todo eso me aburre, me aburrí de los celos y de obtener ‘resultados’ convenientes o no; me aburrí de analizar, de controlar, de creerme justa y ‘libre de pensante’ cuando no lo soy; me aburrí de todo eso, así como de mi proveedor de internet y de estar cogiendo señal de una red pública lejana, o de algún vecino incauto que olvidó colocarle contraseña a su wi-fi.
Seré libre de eso, y tú también. Celebremos con un helado y rompamos de paso esta estúpida dieta que me mantiene tonta y malgeniada.
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