Despedidas

El cielo sigue siendo azul, 
y la vida (in)soportablemente larga...

Cuándo te hace falta algo que solías tener, tu mente hace todo lo posible para que tu vida empiece a girar en torno a ello. Asimismo pasa con las relaciones. Solemos desvalorar a la persona que está constantemente a nuestro lado, hasta el día que esa persona nos falta, y ya es demasiado tarde para hacerla volver. Somos unos caprichosos, egocéntricos empedernidos. 

Sin embargo, hay otro tipo de relaciones que es mejor perder aunque la nostalgia nos embargue al recordar momentos felices. Son aquellas relaciones que se han llenado de vicios, polvo, obsesiones y costumbres. Son aquellas relaciones de amistad, compañía, amor, o lo que sea, que hacen que uno se sienta más impotente y desgastado que si hubiese durado todo el día y toda la noche follando sin ganas, en dónde las despedidas fueron muchas, quedaron tan incompletas, o hasta pudo ser que no hubo despedida, uno dura horas y días obsesionado con todo lo que le pudo haber dicho a esa persona en el caso de que las circunstancias se hubiesen presentado, o si la cobardía hubiese dejado, o simplemente se olvida del asunto y continúa 'el camino' sin más.

Es mejor perder amores, que perder toda una vida intentando que las relaciones funcionen. Es mejor perder amistades, que perder la paz mental. 

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