– Contigo he visto la cara del desprecio –
En un momento, todo se hizo ligero mientras caminaba, el solo hecho de poder recordar a donde iba le dibujaba una sonrisita en la cara, de esas que aparecen cuando uno siente un triunfo silencioso. Hizo el 90% de las llamadas que había planeado hacer, y al pasar por su número pensó en llamarle… únicamente lo pensó.
Atrás, dos años o más, quedaron las historias de sentichis libres y desenmascarados que volaban por los cielos de las mentes no perturbadas. La libertad y el amor puro eran sus metas, y todo lo que los envolvía... ahora son seres amañados por el entorno, que cruzan miradas distraídas, como buscando un atisbo de lo que solían ser. A veces pienso que fue necesario el cambio: los hippies se extinguieron hace años.
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