-¡Mi mamá es la mejor mamá del mundo!-
Es tan difícil hablar de UNO con
los padres. Eso, más que una conversación, siempre parece una entrevista de
trabajo o una cita con un psicólogo, que más que ayudar, espanta (porqué, entre
otras cosas, siempre termino siendo la especie de psicólogo que los escucha). Cada
vez que mi madre llega de su trabajo, trae el mismo cuento pero con distintos
personajes; me pregunto si aún no se ha dado cuenta de la excesiva monotonía que
tiene su vida. En cambio mi padre es una persona de sentimientos distantes más
no ausentes, que todos los días comienza a trabajar a las 6:30 a.m. y que su máxima muestra de afecto es una sonrisa deformada en mueca graciosa. Mis padres
son excesivamente rutinarios, disciplinados y organizados, todo lo contrario a mí:
por eso es que nunca he tenido una excelente relación con ellos.
Es difícil crecer y darse cuenta de que los padres no son esos seres superpoderosos que uno pensaba que eran, que están llenos de miedo, testarudez y preocupaciones, que también han dicho mentiras, y que exigen más de lo que ellos dan. Que, incluso en algunos casos, los hijos son los que terminan de educarlos.
Tengo tres semanas dándole
vueltas a un asunto importante que tengo que hablar con mi padre, pero aún no se cómo decírselo,
es más, ni siquiera sé cómo acercármele con confianza. En cambio con mi madre
el problema es que habla demasiado y a veces me toca huirle. Como en toda familia
de integrantes tan dispares no faltan los problemas y las discusiones, durante
casi toda la vida, y eso, más que ser una desventaja es lo que ayuda a forjar el
carácter.
El tiempo no espera y sé que los
lloraré cuando mueran, mientras tanto los contemplo de lejos mientras los
escucho hablar de política, ciencias o de las cosas que aún quieren aprender, porque se que se sienten bien cuando uno los escucha *Respiro* Cada día que pasa y envejezco un poco más, me voy encontrando con fragmentos
de ellos en el espejo, debe ser por eso que desde hace rato me cuesta reconocer
mi propia imagen.
Pronto cumpliré años y espero sus regalos, ellos nunca atinan en mis gustos pero es chévere ver como lo intentan.
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