Las personas no son los logros académicos que obtengan, no se representan por el dinero o la cantidad de bienes, ni por los viajes o lugares que frecuenten, ni por el reconocimiento positivo o negativo de los demás. No voy a desestimar el valor del dinero y/o los éxitos profesionales, que si bien son necesarios para sobrevivir en la sociedad capitalista que nos tocó, no debería ser la finalidad de nuestra vida.
Desde que tenemos 5 años nuestros padres nos llevan a las instituciones para que nos enseñen que para ser 'alguien' en el mundo es necesario estudiar, esforzarse y ganar un cartón que asegure el futuro. Durante mucho tiempo había estado de acuerdo con eso, sin embargo, últimamente me he preguntado ¿acaso nuestro vacío como sociedad es tan grande que desde que nacemos no podemos ser considerados 'alguien'?
He observado detalladamente el mundo académico en el que me desenvuelvo, y me empieza a enfermar que cada vez que alguien pregunta ¿Qué hay de tu vida? El interlocutor empieza a hacer un recuento de los artículo y proyectos que tiene en marcha, alguna que otra cosa relacionada con el trabajo o las noticias del país, viajes realizados o algo vano sobre la familia... pero nadie responde algo del Ser. Y si esos son los adultos ¿qué se deja para los adolescentes? No me extraña que la mayoría de la gente se sienta disconforme en otros aspectos más íntimos que atañen a la humanidad. Lo más triste es que este tipo de situaciones se trasladan fácilmente a otros ambientes cotidianos, si no me cree, haga el ejercicio de preguntarle a cuanta persona se encuentre ¿Cómo te sientes hoy? Y la mayoría pondrán cara de 'que carajos respondo (!)', por ejemplo.
Ayer alguien muy allegado me preguntó (casi a modo de reclamo) que si qué pensaba yo de la vida o cuál iba a ser mi futuro, le contesté en burla que no tenía la respuesta clara dado de que no conozco bien a esa señora (la vida) y tampoco tengo un DeLorean. Pero siendo sinceros me da un poco de pavor realizar mis planes en base a los logros y satisfacciones otorgados por lo material y el reconocimiento de la sociedad. Recuerdo que la única persona que conocí, que cumplió todos los planes sobre su vida los cuales había trazado en mi agenda, tenía la mirada más melancólica y solitaria que haya podido presenciar. Espero que con el pasar del tiempo ya le haya cambiado.
Ahora estoy sentada en la sala de mi casa mientras tomo aguapanela con limón, y veo como el sol invade rápidamente mi hogar hasta que el calor se hace cada vez más insoportable. Pienso en el Yo, en la vida, en el Ser, y en el Tener... Pienso en lo afortunada que soy por poder disfrutar de esta aguapanela refrescante, una simple aguapanela que tiene detrás todo un proceso de producción capitalista de la panela, la potabilización del agua, y la recolección y transporte de limones, para que yo la pueda consumir en mi hogar mientras pienso en lo afortunada que soy por disfrutarla. Me juzgo como conformista o inconformista, cruel o realista de acuerdo a todos los puntos de vista que pretendo adoptar. Tengo la certeza de que más de uno está absorto en estos mismos pensamientos mientras viven en otros lugares del mundo, o quizás en otras épocas, me imagino a alguien tomando sake, viajando en un avión privado, jugando en la computadora del trabajo, o limpiando parabrisas en un semáforo… ¿por qué no? No obstante, siento que no he profundizado todo lo que podía o debía acerca del tema, incluso siento que he perdido la idea central. Sin conclusiones reveladoras ni controversiales sobre el tema, por aquello del subjetivismo que lo ancla en cada mente, me quedaré con aquello que Virginia Woolf dijo en una hermosa tarde de otoño con mejores palabras que las mías: "No es necesario apresurarse. No es necesario brillar. No es necesario ser nadie más que uno mismo".
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