Uno se levanta un día cualquiera como hoy, pensando en la cantidad de trabajo que tiene acumulado y en la pereza que da ir a la universidad por los trancones que se forman en la única vía que conduce a ella. Todo normal hasta ahí. Hasta que abres tu facebook y de entrada encuentras la noticia de un hombre que está en la cárcel por robarse una caja de caldo de gallina. Una caja de caldo de gallina… (Lo repito porque aún no lo puedo creer).
No me sorprende. Pero debo confesar que hace rato no sentía tal indignación por tanta injusticia. Debo confesar también que, como colombiana que soy ya me había acostumbrado a ver violencia y discriminación todos los días por el noticiero, y a aceptar –hasta cierto grado– que era normal que los delincuentes quedaran impunes en este país. Un muchacho de 18 años que golpea a su novia queda en libertad , mientras que hombres que roban por hambre, ya sea un cerdo, un queso o un caldo de gallina, tienen castigos severos. No lo entiendo. Todos deberían hacer la prueba de dejar de comer por un día para saber que se siente y así, tal vez, serían más coherentes al momento de juzgar. Que la pena sea proporcional al delito, por lo menos. Me pregunto si el juez que pretende darle 6 años de cárcel a Léder se acordará de él cuándo esté comiendo su delicioso almuerzo, o haciendo el mercado del mes, mientras peca con algún dulcesito o se toma las cervecitas.
Me sigo preguntando ¿Cuál es la naturaleza de nuestro sistema judicial? ¿Por qué es tan ilógico? ¿Por qué carece de mínimo sentido común? Pero la culpa no es de los jueces, ni de los fiscales, ni de los guardias de seguridad de los almacenes. No. La culpa la tenemos todos nosotros, que hemos permitido que todo esto y más ocurra frente a nuestras caras sin hacer absolutamente nada, salvo mandarle nuestro “apoyo” tuitero/facebookiano a la víctima del momento. En las semanas pasadas fue Rosa Elvira, hoy es Leder, en las próximas semanas dejarán de existir, dejarán de ser noticia, y serán desbancados por una nueva persona, víctima o victimaria, que nos dé tema para seguir hablando mal del gobierno, del sistema, de todo, que es lo que nos gusta.
Estoy haciendo una compilación de noticias destacadas para sacarlas el 20 de julio y restregárselas en la cara a los “patriotas” del día, para recordarles que lo bonito de Colombia no es su puta gente, y que estamos muy lejos de ser el país autónomo e independiente del que nos sentimos orgullosos todos los años.
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